“El eclipse de Luna llena en Virgo es un escenario propicio para soltar lo que ya no sirve y abrirnos a nuevas oportunidades con orden y claridad”, explica la astróloga Rocío Sabatini a Clarín. “Virgo, signo de tierra, aporta estructura y precisión, mientras que el Sol en Piscis, signo de agua, nos conecta con la intuición y la sensibilidad. Juntos, forman un barro simbólico, fértil para manifestar cambios reales en nuestra vida”.
En la antigüedad, explica, el barro tenía un significado profundo y simbólico en diversas culturas. Representaba la creación, la transformación y la conexión con la naturaleza. Muchas mitologías lo mencionan como el material del que fueron moldeados los primeros seres humanos, como en las tradiciones mesopotámicas o en la Biblia, donde se dice que Dios formó a Adán a partir del polvo de la tierra.
Rocío (@rowsabatini) explica a Clarín que “en la alquimia y la filosofía, el barro simbolizaba la unión entre la materia y la emoción, la tierra y el agua, lo tangible y lo sutil. Su capacidad de transformarse, de algo blando a algo sólido y útil, lo convertía en un símbolo de cambio y evolución. También se usaba en la medicina y los rituales de purificación, ya que se creía que absorbía impurezas del cuerpo y el espíritu, ayudando en procesos de renovación”.
“Es fascinante ver cómo los sucesos del cielo pueden fusionarse con las prácticas de la antigüedad. Desde siempre, la humanidad observó el firmamento en busca de señales, inspiración y guía, y muchas de las prácticas ancestrales que hoy nos parecen místicas tenían una fuerte conexión con los ciclos celestes”.
El plenilunio en el signo de Virgo es -según la astróloga- un ejemplo perfecto de cómo podemos recuperar ese conocimiento y adaptarlo a nuestra vida actual: “Realizar prácticas inspiradas en la sabiduría mística durante eventos astrológicos importantes nos permite conectar con la energía del cosmos de una manera tangible”.
“Ya sea a través de baños de barro, ofrendas a la tierra, escritura de intenciones o meditaciones bajo la luna, estos actos nos recuerdan que somos parte de un todo y que tenemos el poder de moldear nuestra realidad, al igual que nuestros ancestros moldeaban la arcilla para crear herramientas, figuras y símbolos sagrados”.
Buscá un lugar tranquilo donde puedas conectar con la energía del eclipse. Encendé la vela y el incienso para purificar el ambiente.
Tomá un momento para respirar profundo y sentir la combinación de la tierra y el agua en tus manos. Virgo nos invita a limpiar y Piscis a sentir, así que visualizá todo lo que deseás dejar atrás.
En el papel, anotá aquello que ya no tiene espacio en tu vida: hábitos, miedos, relaciones, pensamientos. Luego, doblalo y enterralo en la tierra del cuenco, mezclándolo con el agua para simbolizar la transformación.
Mientras mezclás la tierra y el agua, decí en voz alta o mentalmente lo que querés atraer: claridad, amor, disciplina, sanación. Imaginá ese barro como el fundamento de lo nuevo que estás construyendo.
Agradecé a la energía del eclipse, apagá la vela y dejá el cuenco en un lugar donde pueda secarse naturalmente. Cuando el barro esté seco, enterrarlo en un jardín o maceta como símbolo de un nuevo ciclo.
Y cierra: "Este evento celestial es una oportunidad poderosa para resetear lo que ya no nos sirve y abrir el corazón a lo que nos ordena y nutre".
Asesoró la astróloga Rocío Sabatini. En instagram @rowsabatini.
Virgo, signo de tierra, aporta estructura y precisión, mientras que el Sol en Piscis, signo de agua, nos conecta con la intuición y la sensibilidad. Foto: ilustración Shutterstock.
Ritual de eclipse lunar de Luna llena en Virgo de marzo 2025. Foto: ilustración Shutterstock
