Se votó en el famoso Jockey Club -el club social y deportivo de las elites locales- y los socios eligieron renovarle la confianza a su actual presidente, un hombre que se dice que ni en sueños pensaría en rematar la sede histórica de Avenida Alvear, en Retiro.
Así, Juan Mariano Villar Urquiza, se quedó con el 74% de los votos. Puede decirse que le pasó el trapo a un "reformista" Miguel Angel Martínez Beccar Varela. Este último fue "acusado" de promover no sólo la venta de hectáreas en el Hipódromo de San Isidro, sino también de liquidar la sede porteña.
¿Versión real, fake news, chicana política, campaña sucia? En la era de la posverdad, el patrimonio se constituye como la base y el testimonio de la historia. En este caso, el recuerdo construido de la historia centenaria de las familias más poderosas del país, pero también de una Ciudad que se resignifica -e identifica- a partir de sus bienes patrimoniales.
Además de tener protección y pertenecer a un área de valor patrimonial, la sede social del club tiene en su interior una biblioteca increíble; una auténtica joya, con libros inéditos y un volumen enorme, más de 100.000 ejemplares. Clarín tuvo la oportunidad de visitarla y conocer su historia.



Si bien se armó revuelo con la versión de que el club podría desprenderse de la sede social, ¿cuáles serían las chances reales de que se pueda liquidar?
Pocas (en la Ciudad no debería decirse "nunca" porque cosas han pasado, incluso en sitios protegidos). El edificio -cuyo ingreso principal es por Avenida Alvear 1345- forma parte de un Area de Protección Histórica, la número 30: APH 30 Avenida Alvear y entorno.
¿Qué significa esta catalogación? Bajo este paraguas la normativa porteña busca resguardar espacios urbanos que tienen un determinado valor patrimonial. Es decir, se protege el conjunto para preservar sus valores distintivos y de alguna manera promover que las intervenciones urbanas y arquitectónicas respeten sus características.


En el caso de este APH, abarca probablemente una de las zonas de la Ciudad con mayor concentración de residencias y palacios, en gran estado de conservación. Y en pleno uso. Además son un imán turístico, muy valorado también por vecinos y vecinas.
Muchas de las construcciones que se encuentran entre Callao y Cerrito son además Monumento Histórico Nacional (MHN); no es el caso del Jockey Club o de la Residencia Llobet, casi esquina Callao, hoy restaurada de una manera exquisita y transformada en una tienda de perfumes de lujo.
Sin embargo, el Jockey tiene una "protección estructural" a través del Listado de Inmuebles Catalogados, del Código Urbanístico.



Esta protección incluye a inmuebles de "carácter singular", destacados por sus características arquitectónicas y con "valores históricos, culturales y urbanos". Se pueden hacer modificaciones interiores y tareas de mantenimiento pero, por ejemplo, no se puede modificar su volumetría. Justamente esta situación le quita valor para un emprendedor.
La sede central funciona en un edificio que en su origen fue la residencia de Concepción Unzué de Casares; fue proyectada por Juan Antonio Buschiazzo. En la misma cuadra tenían sus propias residencias las hermanas de Concepción, María y Angélica. Las viviendas se conectaban a través de los jardines.
De la mano de José Nogueira Taboada -director de Biblioteca, Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural del club- Clarín tuvo la posibilidad de conocer la biblioteca y algunos salones de uso común.



El edificio -que se conecta con otra parcela que da hacia la calle Cerrito- tiene multiplicidad de usos: hay un importante restaurante y bar con vistas a los jardines, salones que pueden ser utilizados por los socios para realizar encuentros, reuniones y eventos; hay una sala de ajedrez (de estudio y práctica), otra de juegos de mesa y billares. Gimnasio, peluquería, sala de manicuría y pedicuría, kinesiología, sauna, baño turco y finlandés, sala de relax, piscina climatizada.
La biblioteca se encuentra sobre Alvear, y se accede por una escalera monumental. Está considerada como una de las más importantes a nivel privado, ya que cuenta con 120 mil volúmenes. Para tener una idea, la del Colegio Nacional Buenos Aires tiene la misma cantidad de ejemplares.
En una de las vitrinas, se destaca un ejemplar único: una copia manuscrita del Himno Nacional, en versión completa, de puño y letra, del propio Vicente López y Planes.


"En el lugar que ocupa la biblioteca funcionaba un salón social. Pero la historia de la biblioteca se remonta a 1882. El acervo se fue formando a través de adquisiciones, pero también de donaciones. Por ejemplo, poseemos parte de la biblioteca del Perito Moreno; un tratado de arquitectura de Vitruvio de 1536, casi un incunable (son libros editados entre los años 1453 y 1500); y un libro de ilustraciones de la expedición que hizo Darwin por el Canal del Beagle", relata Nogueira.
La biblioteca posee un album de fotos histórico sobre la construcción de la línea A del subterráneo; una postal tras otra sobre la Avenida de Mayo de aquellos años y su entorno. Y el 30% de los libros son de idioma francés. Si bien no está abierta al público y por el momento no está previsto que se abra para visitas excepcionales (como puede ser La Noche de los Museos, por ejemplo), si se permite el ingreso a investigadores.


En perfecto estado se resguarda el escritorio del ex presidente Carlos Pellegrini (1846-1906), gran impulsor de la conformación de esta biblioteca. Justo frente al edificio, un adusto Pellegrini protagoniza uno de los conjuntos escultóricos más destacados de la Ciudad; protegido por una alegoría de la República, estira su mano derecha ¿hacía el club? ¿hacia "su" biblioteca?
SC
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