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      Carlos Alonso: cuando una vida se transforma en pintura

      Su vínculo con maestros como Spilimbergo, la militancia, la herida por su hija desaparecida y el retorno creativo.    

      Carlos Alonso: cuando una vida se transforma en pinturaEl artista en la exposición de la Colección Fortabat en la que se presentan 45 pinturas y 50 dibujos. / Marcelo Carroll.

      Hace unos días se inauguró en el Museo Fortabat Vida de pintor, gran exposición de Carlos Alonso (Tunuyán, Mendoza, 1929). Maestro de la figuración, del dibujo, la pintura y la mancha, su obra es reconocida por el fuerte compromiso con la realidad que expresa, y por su humanismo. Por eso, los organizadores (que no quieren ser llamados “curadores”), Nicolás Cuello y Pablo Alonso -el hijo menor del artista- decidieron que las 45 pinturas y los 50 dibujos que se exhiben serán una panorámica de un trabajo de décadas.  

      “Estoy contento con esta exposición porque muestro la actividad firme de todos estos años, en los que mi obra quedó un poco a trasmano, o con un silencio que no se sabía qué era: si no quería mostrarme, que no trabajaba, o qué”, le dice Alonso a Clarín. “Esta muestra habla de mi empeño, de lo máximo que puedo dar como autor.”

      - Tuviste dos grandes maestros: Raúl Gómez Cornet –con quien estudiaste cuando eras muy joven- y Lino Enea Spilimbergo, a quien conociste en Tucumán, dos gigantes. ¿Cómo fueron esas relaciones">