Llevan máscaras de gorilas y usan seudónimos de artistas muertas -como Kahlo o Käthe Kollwitz, dos nombres importantes del arte global-; integran uno de los grupos activistas y feministas fundamentales del mundo. Pero, ¿quiénes son? Las Guerrilla Girls, colectivo de creadoras que empezó a realizar protestas y acciones contra el machismo y el racismo en los Estados Unidos de los años 80. Su origen se remonta a 1985, cuando solo dos mujeres integraban este grupo artístico: Frida y Käthe. Ahora, ya transformado en un colectivo más numeroso -e histórico-, las Guerrilla llegan a Buenos Aires con una exposición que tiene algo de retrospectiva: el próximo sábado, a las 19.30, inaugurarán una muestra en la Usina del Arte.
Celebran más de 30 años de resistencia y de lucha feminista. Nunca mejor momento que éste, pleno de mareas verdes y reclamos por la igualdad de género, para exponer sus trabajos en la Argentina.
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Se trata de un colectivo que puede alimentar la polémica, como las rusas Pussy Riot, muy conocidas entre el público joven. En 2012, las Pussy -grupo punk-feminista y provocador- saltó a la fama luego de cantar en la Catedral de Moscú -sin permiso, claro- Holy shit. Fueron condenadas a dos años de trabajo forzado en una prisión rusa.
Las chicas detrás de Guerrilla fueron el germen, la masa-madre de muchos de los colectivos artísticos feministas que vinieron después: quienes comenzaron a develar cómo actúa la discriminación por género y por raza en el mundo del arte.

Una de sus obras más famosas -se trata de una intervención en formato de afiche y es una práctica típica del grupo que realiza acciones inesperadas en espacios públicos con performances o publicidades de calle-, dice: “¿Las mujeres tienen que desnudarse para entrar al Met (el Museo de Arte Metropolitano de Nueva York)?”. Las Guerrilla contestan con el resultado de sus investigaciones (pioneras en aquel momento, corría 1989): “Menos del 5% de los artistas en las secciones de Arte Moderno del museo son mujeres; pero el 85% de los desnudos son de mujeres”.
El cartel en que se presenta esta pregunta es amarillo. Una mujer desnuda se recuesta en él, sobre una tela roja. Tiene al descubierto la mitad de su pecho derecho. Es famosa: es la conocida figura de la Grande Odalisque, pintada en 1814 por Ingres. La obra puede verse actualmente en el Museo del Louvre, en París. Eso sí: en el afiche de estas artistas hay algo diferente, un pequeño detalle, podríamos llamarlo: allí la Grande Odalisque lleva puesta... la máscara de un gorila. Entonces la Odalisque deviene en una Guerrilla Girl más. Lucha, critica y reivindica, aún 200 años después de su creación. Como la mayoría de las artistas mujeres (y mujeres) ahora.
Ese cartel había sido diseñado originalmente para ser una valla publicitaria encargada por el centro de exhibiciones Public Art Fund de Nueva York, pero fue rechazado por “no ser lo suficientemente claro”.
Sin embargo, las Guerrilla no se dieron por vencidas: explicaron que, ante la negativa del apoyo del Public Fund, alquilaron espacios publicitarios en los autobuses de la Gran Manzana hasta que... la compañía de micros canceló el contrato de alquiler, esgrimiendo razones ingenuas: decían que la imagen (la de la Odalisca, pintada en 1814, de espaldas) era “demasiado sugerente”.
Pero ahora, la muestra de las Guerrilla Girls en la Usina -que se inaugura durante una noche especial, el sábado próximo, es decir, en el marco de la Noche de los Museos en nuestro país, un evento multitudinario-, estará acompañada por una agenda de género.
Junto con la propuesta artística habrá mesas redondas y debates en torno al arte feminista y la historiografía; y el público podrá llevarse, estampado en una tela, una de las obras de estas creadoras.
Los organizadores detallan que no se entregarán máscaras de gorilas; pero que cada uno puede llevar la suya. ¿Por qué no">