El punto que consigue del otro lado de la Cordillera es valioso por la coyuntura. Racing venía de una caída pesada en su propia cancha ante Atlético Bucaramanga y no daba la talla en Santiago de Chile. Sin embargo, los cambios de Gustavo Costas y el amor propio confluyeron en un gol que la pequeña delegación de dirigentes gritó con furia en ese Monumental vacío, producto de la sanción que recibió Colo Colo por la muerte de dos hinchas en las adyacencias del estadio. Y la vuelta hasta Avellaneda tendrá un alivio en el equipaje justo cuando se jugará la clasificación a los playoffs del certamen doméstico ante Defensa y Justicia, el lunes en Florencio Varela.
La ausencia de Juan Nardoni en la mitad de la cancha es un problema recurrente para Costas. El despliegue del volante de 22 años, esa energía que tiene a la hora de recuperar la pelota y pisar el área, es un atributo que extraña el equipo. Y el mediocampo que presentó el técnico en la primera etapa estuvo lejos de ser combativo. Matías Zaracho estuvo lejos de compensar en una zona en la que se requiere músculo. Es cierto que no tiene las características de recuperador, pero tenía que cumplir esa función. Tampoco Agustín Almendra es un dotado físicamente. Lo suyo pasa por ser salida y armar el juego.
En este contexto, Racing se vio superado en un sector neurálgico. Y Colo Colo, ordenado, intenso, ganó las divididas. Entonces, encontró el gol muy rápido. Hubo dos faltas muy cerca del área de Gabriel Arias. Primero, de Almendra sobre Claudio Aquino. Después, de un Rodríguez (Nacho) sobre otro Rodríguez (Salomón). Los chilenos ejecutaron mal cada pelota parada. Sin embargo, a partir de la segunda, y un rechazo de la defensa celeste y blanca, llegó el zurdazo inapelable de Lucas Cepeda. Su disparo violento, rasante, se clavó en un rincón, lejos del alcance del número uno de la Academia.
Racing tuvo pocas situaciones para inquietar a Brayan Cortés. Cuando apenas se habían superado los sesenta segundos, Zaracho resolvió mal. Eligió cabecear muy débil a las manos del arquero chileno cuando tenía tiempo para el control y el remate franco. Después, ya en desventaja, encontró una réplica en la que Maxi Salas habilitó a Adrián Martínez y el disparo de Maravilla halló una buena respuesta de Cortés, que manoteó por encima del travesaño.
En ese 3-4-3 que pergeñó Costas faltó mayor convicción de los laterales para pasar al ataque. Lo hizo Gastón Martirena con más empuje que claridad. Faltó juego y los pases largos desde el fondo fueron muy inexactos. En este contexto, ganaron los centrales de Colo Colo, que se manejó mejor en el mediocampo con Arturo Vidal y Esteban Pavez, dos experimentados. Y a diferencia de sus colegas, Mauricio Isla y Cepeda fueron bien profundos.

La expectativa estaba enfocada en el banco de Racing. Se intuían modificaciones para el segundo tiempo, pero Costas insistió con el mismo equipo hasta el primer cuarto de hora. Entonces, salió Zaracho, que pedía cambio desde la etapa inicial. En su lugar ingresó Santiago Solari, un velocista. Le faltaba más claridad que vértigo a la Academia.
En este contexto, más allá de que se había mostrado una actitud más agresiva, Racing siguió siendo deficitario desde el juego. Y con Colo Colo agrupado, agazapado para lastimar de contra, todo se le hizo cuesta arriba al conjunto argentino. Jorge Almirón, en tanto, refrescó el medio con el ingreso del joven Vicente Pizarro por el veterano Vidal.
Faltaba lucidez en Racing. Entonces, Costas recurrió a Martín Barrios y Luciano Vietto en lugar de Martirena, que llegó con lo justo a este duelo en Santiago de Chile, y Nacho Rodríguez. Y enseguida, desbordó Gabriel Rojas, cabeceó Vietto y Cortés controló con seguridad.
El partido se hizo de ida y vuelta, aunque sin tantas llegadas claras. Costas volvió a meter mano en la formación, prescindió de Salas y mandó a la cancha a Adrián Balboa. Soltó a Rojas y apostó al doble “9”.
Y aun sin un gran rendimiento, lo acorraló a Colo Colo. Fue clave Solari para rescatar una pelota que se perdía en el lateral. Y de ese saque de costado ejecutado por Nazareno Colombo, llegó el gol. La peinó Martínez, la aguantó Balboa y un pase de Maravilla encontró a Barrios de frente al arco que sacudió de zurda y venció a Cortés.

En el final, Racing lo buscó, pero se expuso. Cuando falló Arias, García Basso salvó ante Javier Correa. Y siempre estuvo firme Sosa. Para volver a Buenos Aires entero en la Libertadores y enfocarse en el Torneo Apertura a bordo de un empate que cotiza fuerte.