window.addEventListener('keydown', function(e) { if(e.key === 'Escape'){ e.preventDefault() } });
Noticias hoy
    En vivo

      La Sub 20, la selección juvenil que enamora a los argentinos y va por otro capítulo de gloria

      Nuestro país es el más campeón de la categoría con seis títulos. Desde las madrugadas con Maradona y Ramón Díaz a las maravillas de Messi y Agüero, pasando por el armado del cuerpo técnico que ganó "la tercera".

      La Sub 20, la selección juvenil que enamora a los argentinos y va por otro capítulo de gloriaDiego Maradona y su pandilla, campeones en Japón 1979. (AFP)

      Parte del cuerpo técnico de la Selección dialoga amenamente en el estadio Monumental, antes del partido-celebración frente a Panamá. La fiesta es una maravilla para ellos y para todos. "La tercera" es una certeza feliz. Ya luce en las camiseta y en el alma. El coro es inmejorable: la mejor hinchada del mundo, hasta oficializada por el The Best de la FIFA. Nada menos.

      Lionel Scaloni, Pablo Aimar y Walter Samuel hablan entre ellos. Son los mismos pibes que, en 1997, eran parte del seleccionado Sub 20 que ganó el tercer título mundial para la Argentina, conducidos por José Pekerman. En aquel plantel también estaban Diego Placente (hoy entrenador del Sub 17) y Bernardo Romeo (ahora coordinador de seleccionados juveniles). Claro, también hacía magia Juan Román Riquelme...

      No es un detalle pasajero: se trata de una escena que cuenta en parte y en breve una historia, la del seleccionado Sub 20 argentino. Pero no sólo por lo exitoso (es el más campeón con seis títulos de la categoría, uno más que Brasil) sino también por lo que luego ofrecieron entre los mayores.


      1979: Con Diego y con Ramón, la mejor selección de la historia de las madrugadas

      La formación de Argentina ante Bulgaria en 1979 con Maradona. Gentileza Archivo revista El GráficoLa formación de Argentina ante Bulgaria en 1979 con Maradona. Gentileza Archivo revista El Gráfico

      Antes de volver a 1979, corresponde recordar un detalle: César Menotti , el entrenador que ya había ganado con mayores en Argentina 1978 también condujo a los pibes en Japón. Pero más cerca en el tiempo hizo otra cosa menos visible pero también importante: en el peor momento cuando nadie creía en Scaloni y el término "La Scaloneta" era una malicia de sus detractores, Menotti -Director de Selecciones Nacionales- lo bancó en público y en privado. En público: ante las cámaras y las preguntas que vinieran: "Yo confío en esta gente y en este proyecto". En privado: cuando el presidente de la AFA Claudio Tapia lo consultó, El Flaco volvió a ser clarito. Y repitió su impresión.

      Aquel equipo de 1979, por cuestiones de horario obligaba a madrugar (como en la Copa del Mundo 2002, pero con otras sensaciones). Ese equipo era un lujo y una fantasía a cada paso. Ganó todos los partidos que jugó. Algo que sólo consiguieron otros dos en la categoría: Argentina como local en 2001 y Brasil en 1985. "Era ver a Diego y a Ramón, era ver un fútbol que más allá de que ganaba siempre hacía disfrutar a los espectadores", contó alguna vez a este diario Juan Barbas, integrante de aquel plantel memorable. Esos pibes eran un destello en la oscuridad: se vivían días complejos en el país, de horrores y de dolores, de Madres y de Abuelas buscando a sus hijos y a sus nietos.

      Era el Diego de Argentinos, implacable. Había debutado en 1976. Lo conocían por el boca a boca y porque hacía jueguitos en el centro de la cancha que ahora lleva su nombre antes de los partidos. A aquel primer Maradona, ya mago de pibe, lo retrata el periodista Miguel Angel Vicente -enviado especial a aquel Mundial Sub 20- en el libro Mitos y creencias del fútbol argentino: "Se había corrido la voz por aquellos tiempos. Se decía, y con razón, que Argentinos Juniors era como el mejor champán. Para pocos. Estaba casi vedado al consumo general, porque el equipo de La Paternal, a pesar de su reconocida línea de juego, tenía muy poca clientela, pocos seguidores, una convocatoria recortada con relación a los grandes equipos. Pero surgió Diego Armando Maradona y la historia se hizo popular".

      El relato continúa: "En cada tribuna aparecían hinchas que lo único que iban a ver era la magia del genio. Del pibe que puso su sello de entrada, el mismo día del debut frente a Talleres de Córdoba, a punto de cumplir los 16 años, cuando mostró toda su irreverencia al tirarle un caño a Juan Domingo Cabrera. Esos hinchas eran de otros equipos. Era fácil identificarlos, siempre sentados a los costados de las tribunas, desapasionados por la camiseta, encantados por el fútbol que les brindaba Diego".

      Ese Maradona, que en el 78 se había quedado en la lista de espera de los campeones (junto a Víctor Bottaniz y Rubén Bravo), le mostraba al mundo quién era ese crack. Quién sería en breve el mejor. La FIFA no se equivocó y lo eligió como el mejor futbolista de la competición.

      Su perfecto socio, Ramón Díaz, resultó el goleador (con 8 tantos, lo siguió Maradona con 6) y otra de las claves de ese equipo estupendo que se paseó por el torneo: debutó con una goleada, 5-0 a Indonesia y luego ganó el grupo con dos triunfos ante europeos: 1-0 a Yugoslavia y 4-1 a Polonia. Siguió su paso inmejorable: 5-0 a Argelia, en cuartos; 2-0 a Uruguay en semis; 3-1 a la Unión Soviética -defensor del título en el encuentro definitorio.


      1995: La primera vuelta en Qatar, 27 años antes de La Tercera

      La primera vuelta en Qatar: el Sub 20 de 1995.La primera vuelta en Qatar: el Sub 20 de 1995.

      El destino quiso que fuera Qatar. La sede designada por la FIFA había sido Nigeria, pero por problemas internos en el país africano, se decidió la mudanza a un territorio que se había independizado en 1971 y que había asombrado al mundo del fútbol: en el Mundial Sub 20 de Australia 1981 había sido subcampeón. Sólo lo derribó Alemania Federal en el partido decisivo. Nadie lo había podido creer, Mucho menos su condición de sede: era el país más chico y menos poblado en organizar una competición de la FIFA en toda la historia. En 2022 se repitió el detalle pero en la inolvidable Copa del Mundo que ganó la Argentina.

      Aquel 1995 marcó otro hito: el inicio del ciclo Pekerman, el más exitoso de la historia de cualquier seleccionado juvenil. Pero no sólo por los resultados sino también por las formas y por un detalle inmejorable: la proyección de los futbolistas a la Mayor.

      El equipo no llegaba como candidato. Pero fue creciendo de a poco, buscando variantes y terminó alzando el trofeo: en el grupo B debutó con una victoria frente a los Países Bajos, un seleccionado al amparo de la Escuela del Ajax de Louis Van Gaal. El gol inaugural y único de ese partido lo marcó Andrés Garrone, entonces delantero de Rosario Central.

      La derrota frente a Portugal (0-1) obligó a un previsible triunfo ante Honduras: 4-2. Ese día, Sebastián Pena -marcador central de Argentinos- marcó tres goles, récord para un defensor en la categoría. Pero no se llevó la pelota. El gol restante lo marcó una de las figuras, El Cañito Ibagaza.

      En cuartos de final dejó afuera a Camerún, por 2-0. En las semifinales goleó 3-0 a España. En ese encuentro, que como todos los anteriores se disputó en Doha cuando todavía no existía el Lusail, Walter Coyette -socio de Ibagaza en Lanús- convirtió por segundo partido consecutivo.

      En la final, también en Doha, esperaba el gran candidato: Brasil, tricampeón y defensor del título. Pero Argentina, que por tercer partido consecutivo no recibió goles gracias a la seguridad de su arquero Joaquín Irigoytía -el mejor de ese Mundial-, se impuso 2-0. Los goles fueron convertidos por Leo Biagini -otro de los destacados- y Panchito Guerrero, sobre la hora.

      Hubo corridas, festejos, emociones bajo el cielo qatarí. Juan Pablo Sorin -otra de las figuras- alzó la Copa. Sin querer queriendo esos muchachos resultaron un anticipo geográfico de La Tercera...


      1997: Un equipazo que estaba armando un cuerpo técnico

      Riquelme, Aimar y Markic, felices y campeones en Malasia 1997. (REUTERS)Riquelme, Aimar y Markic, felices y campeones en Malasia 1997. (REUTERS)

      Ese equipo que jugó y fue campeón en Malasia fue un lujo, un lujazo. Ganó el campeonato porque con ese grupo no había otra alternativa. Juan Román Riquelme y Pablo Aimar ya eran cracks y además amigos. Deleite. Esteban Cambiasso era el regulador. Lionel Scaloni -ya líder a su manera- ofrecía lo que tenía en donde lo ponían. Atrás, Walter Samuel justificaba su apodo de Muro. Y arriba, Romeo ofrecía goles.

      Volvió a salir segundo en el grupo de primera ronda, el E: ganó los dos primeros partidos (3-0 a Hungría y 2-1 a Canadá) y perdió el tercero 4-3 frente a Australia. Más allá de lo ofrecido en esa instancia, el equipo estaba para más. Y lo demostró:

      En los octavos de final, Argentina venció a Inglaterra 2-1 (claro, el mismo resultado que en México 86, en El Partido de Diego Maradona); en cuartos de final, Los Pekerman Boys -como los apodó el enviado especial de este diario a Malasia, Enrique Gastañaga) superaron al archirrival, Brasil. Dos a cero: Scaloni y Perezlindo. convirtieron para esa alegría que todavía recuerdan,

      En las semifinales, con un tanto de Romeo en el inicio del segundo tiempo, Argentina dejó en el camino a la revelación, República de Irlanda. Sólo faltaba un paso: otro clásico, esta vez Uruguay, los vecinos. En un partido arduo, La Albiceleste se consagró con un 2-1, gracias a los goles de Cambiasso y Diego Quintana. que sirvieron para dar vuelta el grito inicial de Pablo García. 

      Pero allá en el sudeste asiático se comenzaron a forjar vínculos que permanecieron más allá de los caminos del fútbol que cada uno recorrió. Y de esa particularidad nació un cuerpo técnico, el de la Copa América en el Maracaná frente a Brasil, el de la Finalissima contra Italia en Wembley, y el de La Tercera ante Francia, en Lusail. En aquel plantel de Malasia estaban: Scaloni, Aimar, Samuel ( del cuerpo técnico principal junto a Roberto Ayala), Romeo (coordinado de seleccionados juveniles) y Diego Placente (entrenador del Sub 17). Aquel 1997 marcó también el futuro. Como si estos seleccionados Sub 20 nos fueran indicando por dónde va la gloria.


      2001: Como local y con alto vuelo

      El seleccionado del 2001, campeón en casa. (AFP)El seleccionado del 2001, campeón en casa. (AFP)

      Los números no mintieron en este Mundial Sub 20. Por primera y única vez lo organizó la Argentina (al igual que en la Mayor, en 1978, resultó campeón). El estadio José Amalfitani fue el escenario en el que se lució un equipo que juntó todas las virtudes: solidez, capacidad de adaptación, creatividad, contundencia, brillos en varios momentos, fidelidad a una idea

      Argentina ganó los siete partidos que jugó, Convirtió 27 goles (récord para esta categoría) y recibió 4. Un detalle impropio de una competición de élite: venció en la final al otro candidato, Ghana, 3-0. En las semifinales, venció 5-0 a Paraguay. Y en la segunda fecha del Grupo A goleó 7-1 al otro semifinalista y revelación del torneo, Egipto.

      Si algún día alguien quiere explicar qué significa aquello de "las tres G", ganar, golear, gustar, puede ingresar a YouTube y exhibir los partidos de estos muchachos que dieron cátedra bajo el cielo porteño

      Javier Saviola fue el principal protagonista: convirtió 11 goles (cifra récord), seis más que sus escoltas, el brasileño Adriano y el francés Djibril Cissé. Por eso, ganó El Conejito el Botín de Oro. También se llevó el Balón de Oro como el mejor futbolista de la competición. El Balón de Plata fue para otro argentino, Andrés D'Alessandro, que ofreció fantasías para todos los aplausos. En este, torneo también fueron figura en sus roles Nicolás Burdisso, Fabricio Coloccini, Leonardo Ponzio, Leandro Romagnoli y Maxi Rodríguez (cinco años después, la FIFA lo eligió como el autor del Mejor Gol del Mundial de Alemania. 

      Fue la última puesta en escena de Pekerman como entrenador de los seleccionados juveniles. También resultó un notable legado. "Me voy muy feliz con este equipo, por los títulos, por lo que se ofreció, pero sobre todo por el trabajo que se hizo pensando en darles proyecciones a los jóvenes. Porque el principal objetivo siempre fue ese. Y creo que lo cumplimos", expresó José tras la conquista, en la conferencia de prensa del Amalfitani. Trabajo cumplido. Claro que sí.


      2005: El primer capítulo de Messi en los Países Bajos

      La celebración de Argentina en 2005, en los Países Bajos. El capitán Zabaleta levanta la Copa, Messi -con la 18- la mira de cerca. (AFP)La celebración de Argentina en 2005, en los Países Bajos. El capitán Zabaleta levanta la Copa, Messi -con la 18- la mira de cerca. (AFP)

      La conquista de 1995 también tuvo varios hitos vistos con los ojos del tiempo. Fue la gran irrupción de Messi en la escena universal, resultó el nacimiento de sus amistad y de su dupla con Sergio Agüero. Y el tiempo resignificó el escenario donde se disputó, los Países Bajos. Con el Mundial de 2022, todavía en la piel duran las marcas de aquel partido memorable de los cuartos de final: Lio y el Topo Gigio a lo Riquelme para Van Gaal y compañía; el Kun defendiendo a su amigo ante el gigante Wieghorst; y una frase que ya forma parte de la argentina al palo: "Andá pa´ ya, bobo".

      Todos los jugadores se sentaban en una silla, menos Agüero. El Kun, 16 años, se acomodaba en el suelo entre las piernas de Messi ​y apoyaba sus bracitos sobre los muslos de su amigo, reveló el periodista y narrador Oscar Barnade en una entrevista a Francisco Ferraro el entrenador de aquel equipo. “En la semana previa a viajar, estuvimos concentrados toda una semana en el predio de Ezeiza y allí ya compartieron la habitación. Fue una decisión del cuerpo técnico que charlamos entre todos, tal vez con más influencia de Gerardo Salorio y Miguel Tojo. Eran los dos más chicos”, contó Ferraro.

      En el libro Sergio Agüero, Mi historia, con prólogo de Messi, ambos recuerdan aquellos días. “Nos hicimos amigos muy rápido e íbamos a todos lados juntos. Enseguida nos entendimos, tal vez porque éramos los más chicos. Hubo una afinidad inmediata y nos ayudó a integrarnos mejor al grupo”.

      El inicio fue una incomodidad que mataba el entusiasmo: Messi arrancó en el banco y la Argentina perdió 1-0 frente a Estados Unidos. ¿Por qué no jugó Messi de entrada? Ferraro dio su versión: “En la última práctica hicimos 15 minutos de fútbol. No lo había visto a Messi con su chispa habitual. Se me acercó el médico Daniel Martínez y me advirtió que estaba con una contractura. Preferí resguardarlo y, si lo necesitaba, lo ponía. Entró en el segundo tiempo y no alcanzó ni para el empate”. ¿Hubo un llamado de atención de Julio Grondona, el presidente de la AFA">