Talleres no pudo ante Libertad, sigue último en la Copa Libertadores e irá por el consuelo de la Sudamericana

Silbidos. Bronca. Desazón y la sensación de que se ve el final del túnel en el que está metido Talleres al que punto lo aleja no solo de la clasificación si no también, de acuerdo al rendimiento, del tercer lugar que le da la chance de “bajar” a la Sudamericana.

El público respondió en el Kempes. El equipo no. Hubo varias bajas porque el nuevo técnico Levinson que reemplazó a Guiñazú sacó el borrador y dejó afuera a Herrera, arquero, capitán y símbolo, a Bebelo Reynoso, Rodríguez, Palacios y Tarragona luego de una cuestión puertas adentro de los vestuarios durante la semana.

Lo que quedó hizo méritos como para ganar el partido y convirtió en figura al arquero Moriñigo pero sin prevalecer en el juego. No fue superior, no dominó a los paraguayos pero llegó varias veces y siempre respondió el arquero. Hubiera sido justo. La pregunta es para qué hubiera servido más allá de sostener las chances matemáticas. Porque el juego no aparece.

Y Libertad, que vino al Kempes a llevarse el puntito, logró su cometido. No renunció el equipo guaraní al ataque pero tomó demasiados recaudos defensivos para no ser sorprendido y se llevó lo que quería. Como a Talleres, habrá que ver para qué le sirve a futuro a Libertad pensando que puede pasar a octavos.

Ni Botta ni Bustos pesaron y con la ausencia de Reynoso, la T dio demasiadas ventajas en la creación. Para colmo perdió pronto a Benavídez (salió lesionado antes del cuarto de hora) que es un abrelatas por la banda derecha. Con ese panorama y como en los últimos partidos, Girotti se las tuvo que arreglar solo. Hizo lo que pudo el punta, ganó y perdió pero perdió más de las que ganó.

El cero está bien, al cabo, aunque la T, como fue dicho, pudo haberlo ganado. Y el cero se convirtió el coro de silbidos que reclama desde hace tiempo un título grande.