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      Ludovica Squirru Dari: las mil vidas de la pitonisa argentina

      Viajera, ex actriz, amante de la filosofía oriental y del tzolkin maya. Entremujeres estuvo a solas con la referente del horóscopo chino en el país, quien contó que es un ser capaz de reinventarse y vivir muchas vidas en una sola. 

      Ludovica Squirru Dari: las mil vidas de la pitonisa argentinaLudovica Squirru Dari, fotos de prensa para el Horóscopo Chino 2018, el Año del Perro (Ediciones Kepler). Foto: Claudio Herdener.

      Se resiste a las definiciones. Performativa, transmutadora, mutable como los 64 hexagramas del I Ching. Si en el año del gallo presentaba su libro con plumas de colores en la cabeza, en el año del perro (2018) Ludovica Squirru Dari (orgullosa portadora de la adictiva sigla LSD) desparrama ladridos “afectuosos” a su público, porque “es un año de puro instinto y corazón”. Mirada en clave animal, la humanidad es un zoológico diverso y festivo, “hay que sacarse el blindex” que nos protege pero aísla, recomienda, despojarse de la máscara y volver a las charlas creativas y divertidas de café (placer digno de los monos de fuego, como ella).

      Mientras presenta el Horóscopo Chino 2018, el Año del Perro, en la Sala de Cámara de la Usina del Arte de La Boca, los transistores pegan un salto, la pantalla y el micrófono dejan de funcionar por un segundo, el público se agita, “acá hay mucha buena vibra”. A viva voz, entonces, haciendo gala de una performance que le debe a sus años de teatro en el Conservatorio de Arte Dramático, camina sobre el escenario de la sala y dedica un poema a capela a los doce animales y al Buda. Su fusión terrenal de Astróloga China, refundadora espiritual y pitonisa délfica de la Argentina, ex actriz, caminante de rutas mayas, musa inspiradora de Charly García -con quien tuvo un romance efímero-, telépata y autora del éxito editorial más vendido de la Argentina se gestan en la intimidad de su casa cordobesa, donde vive desde hace diecisiete años. De las luchas contra el fuego (su elemento) en Traslasierra, del orgullo de no curtir redes sociales (“no me importa lo bueno o malo que digan de mí”) y la energía da y recibe de sus vecinos baja “con todo”.


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      "Hay que volver a la telepatía"

      En Ojo de Agua (Nono, Córdoba) Ludovica Squirru vive actualmente junto a su pareja, el fotógrafo profesional Claudio Herdener. “Allá cuido el Feng Shui con mis vecinos, que son gente muy sencilla. Hago trueque, les tiro buena onda, hago comunidad con ellos y ellos me cuidan la casa. Hay que cuidar el vecindario porque los espíritus buenos o malos están en todas partes, y hay que ahuyentarlos o atraerlos.”

      Arriba de la montaña no siempre hay señal, por eso dice que “hay que volver a la telepatía”, porque las redes sociales le sacan la libido. Sus perros, fieles guardianes y protagonistas del nuevo horóscopo, la hicieron sentir segura en las épocas en las que vivió sola. “En la ciudad yo ya había cumplido un ciclo, desde el punto de vista de la exposición, de lo mediático, de lo que la gente cree que sos y ya no sos. Vengo a Buenos Aires a ver a mis amados amigos, a mi hermana, a hacer la prensa del libro, pero mi alma ya no está acá, no me late mucho. En Traslasierra tengo más plenitud. Entonces ahí me jugué, hice un movimiento intuitivo y dije ‘yo voy a construir desde los cimientos mi casa acá’, sin saber qué me iba a pasar por dentro, por fuera, si me la iba a bancar, si iba a volverme loca, si no, si iba a estar sola, si iba a aparecer alguien. Ese era mi proyecto de vida, luego de viajar por las rutas mayas… volví convencida.”


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      Ludovica Squirru Dari, fotos de prensa para el Horóscopo Chino 2018, el Año del Perro (Ediciones Kepler). Foto: Claudio Herdener.Ludovica Squirru Dari, fotos de prensa para el Horóscopo Chino 2018, el Año del Perro (Ediciones Kepler). Foto: Claudio Herdener.

      Cuando era una nena de cinco años, Ludovica quedó magnetizada por aquel cielo, su alma intuía un origen allí, un secreto. En la casa de su abuela materna Marilú en Las Rabonas –casa que aún pertenece a la familia- pasó veranos inolvidables consentida y mimada. “No me quería volver, ya de chiquita veía esos cielos impresionantes y me gustaba buscar a Las Tres Marías, a Venus, e intuía que algún día iba a vivir ahí, aunque no sabía a qué me iba a dedicar”. Nota mental para esta cronista: nunca subestimemos un pálpito poderoso de la infancia.


      Les presento a mi maestro: es el fuego (Li, en el I Ching)

      Si un gallo cacarea el perro le responderá con un ladrido. Somos una familia zoológica humana, pero la mona de fuego -que es LSD- tuvo que lidiar con un maestro que en apariencia da miedo a cualquier humano y animal. “En Córdoba, o te sacan psicótica o terminás ‘cuerda de remate”. Si algo no le falta a Ludovica es la risa permanente, de sí misma y de las vueltas de la vida. Para vivir allá tuvo que pagar “peaje”, desde la muerte de su madre, a quien llevó a morir ahí, hasta dos incendios feroces. En uno de ellos se le quemó el campo donde realiza anualmente la fundación espiritual y tuvo volver a empezar desde las cenizas. En otra oportunidad, el fuego llegó hasta su casa -a cinco metros- y un viento repentino lo desvió y se salvó.


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      Ludovica Squirru Dari, fotos de prensa para el Horóscopo Chino 2018, el Año del Perro (Ediciones Kepler). Foto: Claudio Herdener.Ludovica Squirru Dari, fotos de prensa para el Horóscopo Chino 2018, el Año del Perro (Ediciones Kepler). Foto: Claudio Herdener.

      “Tuve una pareja que explotó allá (casi se volvió loco). Entonces dije: 'Dios mío, si me mandan todas estas pruebas hay dos caminos, o salir rajando o ¡quedarme!' Y me quedé y resistí, porque pensé ‘acá me están mandando todas las materias a recursar’. Fueron años durísimos de soledad, de crisis, de preguntarme '¿qué hice">