En la mesa, encendida la TV, Luciana Salazar baila con su hija Matilda de un año y medio. "¡Qué linda es!", dice alguien. "Me parece que la muestran demasiado a esa nena, es muy chiquita para tanta cámara". "Pero si ellos son felices..." En los afiches callejeros, el hijo de Flavio Mendoza (un año y tres meses) aparece sonriendo, vestido de clown, en el afiche de "El circo de Ánima", su última apuesta teatral. En la cuenta de Instagram de Marley se anuncia: "¡Cada vez falta menos para vernos esta noche! Divertite en #Amsterdam con nosotros". Su hijo Mirko, que en octubre cumplirá dos años, acompaña a su papá en todos los viajes.
Flavio y su familia se transmiten el amor por el circo.
Luli Salazar presentó a su beba Matilda en un novedoso reality de televisión de un capítulo, “Luciana mamá”. Ante un vómito de Matilda, Luli expresó: “Mi hija es inodora, como la madre. No tiene olor, no vomita con olor”. Eso le valió el repudio del público en las redes. En Twitter, la modelo y sus caprichos fueron tendencia, aunque no precisamente por los elogios.
Mirko le dedicó un emotivo video a Mirko por el Día del Niño (Instagram).
Las maternidades y crianzas tienen un estilo propio, según los principios y creencias de cada familia. Recordemos que hace muy poco el cruce televisivo entre Elvecia Trigo, la psicóloga especialista en familia, y Juana Repetto sobre la sexualidad o no de la teta y la lactancia. La primera sosteniendo que la lactancia es un acto erótico que proporciona placer a ambos y Juana cuestionando esa postura, tal vez en defensa de su lactancia prolongada. De una punta a la otra del espectro, de lo "inodoro" a lo "libidinoso". ¿Tanta mirada y opinión ajena es beneficiosa">4 Ago, 2019 a las 8:17 PDT
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"No subas fotos de mis hijos"
Como movimiento de oposición al sharenting, hay padres que prohíben publicar fotos de sus hijos, ellos mismos no comparten nada públicamente que involucre a los pequeños. Si otros padres, tíos y amigos toman una foto de sus hijos en un cumpleaños, evento escolar, o reunión social, tampoco lo permiten.
Quizá no desean que empresas que venden y compran información que obtienen a partir de cuentas personales, tengan a esas fotos. O buscan preservar la intimidad y la energía de los niños de la mirada ajena. O buscan cierta protección de los embaucadores y perfiles falsos que se esconden detrás del anonimato. Tal vez esos padres no quieren que, en la adultez, los hijos les reclamen el haber revelado detalles de su infancia sin permiso. Cualquiera que sea la razón, lo más conveniente es dialogar, explicar razones, y pedir amablemente que se eliminen las fotos de la red a quienes lo hacen sin mala intención, naturalizando que "todos subimos las fotos".
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"Para concluir, como padres debemos entender que mostrar fotos de nuestros hijos es un derecho que usan los padres, y no es algo complejo o delictivo para el niño. Lo que sí ocurre es que en cierta forma se pasa por encima de los derechos del propio niño porque no es consultado sobre si quiere que toda su vida, desde una ecografía hasta la primera comida, esté en las redes sociales, y esto sí, es un decisión que debe ser considerada por los adultos", comenta Farinelli.
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