Hincha! es, como lo indica parte de su título, un show, un ritual. Es el nuevo espectáculo de Pichón Baldinu, el creador de La Organización negra y de De la Guarda, en un lugar que está fuera del circuito habitual: el Polo Cultural y Deportivo Saldías, pegado al barrio Padre Mugica o Villa 31 y a pocas cuadras del Shopping Paseo Alcorta.
La idea acuñada por Baldinu es más o menos la de siempre: cómo con los mismos elementos de siempre se puede crear algo distinto.
Es teatro físico, actores que parecen volar por el aire enganchados a arneses, danza aérea, bailes acrobáticos, mucha percusión y un público que no es necesariamente mero espectador. No es una obra de teatro, ni tiene un argumento, aunque sí diferentes cuadros o momentos y un hilo conductor, regido por la pasión por el fútbol.
La idea se ve y se siente de inmediato: lo colectivo sobre lo individual, la identificación con los colores, la pasión sin más vueltas de la liturgia futbolera.
Se puede llegar una hora antes y vivir “la previa” o el “fan fest”, con lugares de esparcimiento, juegos, venta de comida, merchandising y artículos deportivos.
El espectáculo arranca con el ingreso al microestadio o galpón de los intérpretes, que imitan a las barras cuando llegan a la cancha, con instrumentos de percusión, de viento y banderas.
Hay un escenario que no está de frente a nada, sino en el centro, y que se irá desplazando, lo mismo que el público que está en el campo. Hay imágenes que se proyectan sobre telas, que con sus movimientos parecen tener vida propia y sobre la que se leen leyendas alusivas.
La disposición del público en el campo y las gradas (tribunas Este u Oeste, como separando a las hinchadas) permite que uno pueda, si lo desea, “tocar” la burbuja que simboliza una pelota de fútbol donde una performer se mueve adentro, y también bailar o desplazarse.
El ritual del hincha es de cánticos, de aliento sin pausa y también de rivalidad: el fútbol hoy en la Argentina no se entiende sin antagonismos, salvo que en la cancha juegue la Selección Argentina.
Y llega el momento en el que los espectadores de las tribunas se ven sorprendidos por enormes banderas que vienen desde atrás: la idea es sentirse en medio de la Popular en un partido de domingo.
Hincha! es un show tribunero. Se incentiva a cantar y alentar a uno de los dos equipos, depende de dónde esté el espectador, hay rap. Y tras los cánticos desde las gradas, se arma el partido en el centro, con una pelota enorme e hinchas colgados al alambrado incluido.
Y tras la disputa de ese breve partido, con dos jugadores por lado y una pelota enorme con gajos blancos y negros pentagonales, llega el recuerdo de las tres estrellas obtenidas por la Selección. Se hace un repaso de los Mundiales desde el de 1978, con alguna referencia política (botas, pañuelos de Madres de Plaza de Mayo) hasta llegar a los festejos por la obtención de la tercera Copa del Mundo en Qatar 2022.
Para quien nunca asistió a un espectáculo de teatro físico y aéreo, todo resultará novedoso. Para los que asisten con mayor asiduidad, la experiencia inmersiva puede ser menor que en otros espectáculos, algunos momentos tal vez les resulten reiterativos o alargados.
En el aspecto visual, Baldinu ya había metido un gol de media cancha con la proyección de una imagen humana cuyos ojos son reflectores de luces rojas o blancas. Y el cuadro en el que una adolescente hace jueguito con la pelota, con la ayuda del teatro negro, y pelotas de distinto tamaño dan forma a un jugador.
Y al final, no es spoiler porque todos lo imaginan, tras el penal de Montiel y el festejo en el Obelisco, hay pelotas para todos, música para bailar y seguir saltando.
Creación, dirección y escenografía: Pichón Baldinu. Con: distintos performers y músicos. Duración: 75 minutos. En: Polo Cultural y Deportivo Saldías, Jujuy 4, CABA. Funciones: viernes y sábado a las 20, hasta el 31 de mayo. Entradas: de $35.000 a $65.000, en Live.
La liturgia del fútbol, esencial en el show de Pichón Baldinu. Fotos Prensa
Hay 17 performers entre el público actuando, jugando, bailando, volando y tocando música.
El despliegue visual es, por momentos, de impacto.
En tu cabeza hay un gol. Y es un sentimiento que no se puede parar.
A volar. El espectáculo dura 75 minutos. 
El público puede participar o ser mero espectador... si puede.
