La versión de Juan Alberto Mateyko sin saco arremangado disfruta mucho de escucharse a sí misma. En una terraza de Playa Chica serpentea sin cortes por el anecdotario marplatense de los ‘80 y ‘90. Por momentos, podría ser un buen monólogo sobre cómo alguna vez esta ciudad tuvo temporadas que despegaban en la intensidad de Alberto Olmedo, Carlos Monzón y ahora aterrizan en La Tota Santillán y Luciano Pereyra. Después de quince años, Mateyko vuelve a Mar del Plata para hacer radio (por Mitre) y reflotar el espíritu de La movida del verano, presentando recitales al aire libre organizados por la Provincia de Buenos Aires.
Un conductor de amplio espectro que comparte una profecía autocumplida: “Mi hija me lo dijo en 2004, porque yo tengo una memoria de elefante, no sé si es bueno o malo porque a veces quisiera olvidarme de muchas cosas ... Bueno, ella me dijo en una pileta de Miami, ‘Vos vas al volver a Mar del Plata’. Y acá estoy.”
Es difícil que Mateyko siga el hilo de una pregunta. Lo suyo es un random de momentos que gatilla a medida que cae la noche y se enfría el copón de cappuccino que pidió hace una hora. Por ejemplo: “En los ‘90 el Puma (José Luis Rodríguez) me cagó a una semana de venir a La Movida. Yo lo había promocionado un montón, pasé por la radio Ay, diocito santo de cortina hasta el cansancio y me avisó que no venía porque se iba a otro lado. Quedé destrozado, no lo podía creer después de todo lo que había hecho por él. Le pedí a mi productor que me comprara la mejor botella de whisky. Yo no tomo, pero esa tarde la bajé entera y al otro día, con resaca, volví a Buenos Aires. En el aeropuerto me lo encontré a Sandro. Lo primero que me dijo fue: ‘Vos no estás bien’. Le conté lo que pasó. Y me respondió: ‘El domingo no va El Puma, va Sandro’. No cantó, pero hicimos una gran entrevista. Lo único que me pidió fue un camión de bomberos. Sandro tenía ganas de cortar la calle y entrar arriba del camión con las sirenas y Dame fuego de fondo”.
Otra: “(Jorge) Porcel me dijo una cosa muy buena: ‘Vos sos muy buen partenaire’. Y es verdad. Con los Midachi, en la primera Movida del ‘95, fui eso. Entendí que el gracioso era el otro y uno le tiene que dar el pie, y dejarse pegar un poquito. Los Midachi me gastaban fuerte y con ellos me aflojé. Un día Tony Kamo me tenía que dormir frente a 30 o 40 mil personas: me pedía ‘¡Ahora duérmete, duérmete, duérmete!’. Y yo no podía, escuchaba a Miguel del Sel que decía ‘Por fin nos liberamos de este viejo y ahora en vez de cuatro somos tres para cobrar el sueldo. Que se quede dormido por tres meses y se deje de romper las pelotas’”.
Después de tres años y medio en Miami, Mateyko volvió a la radio. “Me llamaron de Radio Mitre de Córdoba, ciudad donde viví, para competir con un tanque en el interior: Cadena 3. Creo que lo hicimos bien. Pero mi historia con Mar del Plata empieza en la radio, no con la televisión. Comencé en LU6, pero una sola vez viví aquí ... todo el ‘87. El 1° de septiembre de ese año me pasaron dos cosas. Una linda: haber conocido a la madre de mis hijos, de quien ahora estoy divorciado. Y otra penosa, aunque no la dramatizo: a las 21 me dijeron si podían entrar a la casa de mi madre en Buenos Aires. Apareció un oficial de policía diciendo ‘Tranquilo, Juan, que su madre descansa en paz´. Ella, todos los 1° de septiembre dejaba la puerta sin traba porque ese día, pero del ‘75, murió mi padre. La mató la tristeza que tuvo ese día esperando que volviera mi papá”.
Mateyko le tiene temor a la sensación de los “finales”. Sandro -otra vez- lo invitó a una entrevista /cena a las nueve de la noche. “Me recibió con Martini y vodka y al rato, cuando saqué el grabador, se me trababa la lengua. Cenamos a las cuatro de la mañana, matambrito asado con vino. Cuando vi que salía el sol, y estábamos tomando vino, tuve miedo. No me gusta llegar así a la mañana. Esa vida bohemia es imposible que termine bien”.
A los 65 años dice por qué sigue. Y dispara otro cuento: “Fui con Palito (Ortega) a Nevada para contratar a Frank Sinatra. Vimos el show y después le pregunté a Sinatra, que en ese momento tenía 64 o 65 años. ‘¿Por qué no te retirás después de todo lo que hiciste">