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      Fin del cónclave: el rol estratégico que cumplió la comida de los cardenales para elegir a Robert Prevost como el nuevo papa

      • Los 133 purpurados permanecieron aislados desde que se cerraron las puertas de la Capilla Sixtina, y las charlas en la mesa fueron cruciales para posicionar al inesperado candidato.

      Fin del cónclave: el rol estratégico que cumplió la comida de los cardenales para elegir a Robert Prevost como el nuevo papaLos cardenales eligieron al próximo papa en el Vaticano (Foto: Reuters).
      Redacción Clarín

      Tras dos fumatas negras, los 133 cardenales tomaron la decisión de quién será el próximo papa, y finalmente salió por la histórica chimenea el humo blanco que confirmó el anuncio tan esperado: "Habemus papam". El flamante elegido como Sumo Pontífice es Robert Prevost, y adoptó el nombre de León XIV.

      Luego de convivir en la Capilla Sixtina y compartir todas las comidas diarias en la residencia de Santa Marta, donde Francisco eligió vivir durante todo su pontificado, realizaron la votación en la que se impuso el cardenal norteamericano de 69 años, que vivió 15 años en Perú.

      Dicen que la cocina es el corazón de un hogar, y en un cónclave es exactamente igual. Las conversaciones que compartieron los purpurados sobre la mesa, entre bocado y bocado, resultaron fundamentales para definir intenciones de voto, y hacer lobby para posicionar a los papables.

      Humo negro, dos veces desde el inicio del cónclave. (Foto: Reuters) Humo negro, dos veces desde el inicio del cónclave. (Foto: Reuters)

      El ritual secreto, y la condición de permanecer absolutamente recluidos del exterior, incluyó un análisis de todos los riesgos de filtraciones de información, de adentro hacia afuera o a la inversa, y por eso se analizó detalladamente qué platos servir.

      En 1274 el Papa Gregorio X estableció por primera vez las reglas sobre las dietas de los cardenales, solicitó que los vasos sean transparentes y una revisión de todas las servilletas y desechos. Eran épocas donde los religiosos tenían temor incluso de ser envenenados por tensiones políticas propias de la votación.

      Los ravioles de un cardenal podrían estar rellenos con un mensaje oculto, o con una simple servilleta se podrían intercambiar intenciones de votación, por lo que se decidió que todo sea cuidadosamente inspeccionado, tras aquellas experiencias de cónclaves anteriores.

      Los ravioles, prohibidos en el cónclave. (Foto: Archivo)Los ravioles, prohibidos en el cónclave. (Foto: Archivo)

      La comida también se usaba como herramienta para acelerar el proceso, y hay registros de sesiones extensas en los años 1200 y 1300 donde le redujeron las raciones a medida que pasaban los días para inducirlos a que tomaran una decisión.

      Los pollos enteros fueron revisados antes de cocinarse, y además de las pastas rellenas también prohibieron las tartas y los rigatoni, por considerarlos blancos de comunicación clandestina.

      La película Cónclave, aborda esta cuestión en varios momentos de la trama, y refleja el contraste de las comidas ruidosas con el sepulcral silencio de las votaciones bajo la mirada de Miguel Ángel. Incluso dónde sentarse y con quién compartir el pan son acciones que guardan un significado implícito.

      Las papeletas donde definen el futuro de la Iglesia Católica. (Foto: Ansa)Las papeletas donde definen el futuro de la Iglesia Católica. (Foto: Ansa)

      Comida sana y sencilla: sin lujos, como quería Francisco

      La mesa del cónclave se caracterizó por su sencillez, con un menú liviano y lo más sano posible. Primero para cuidar la salud de los cardenales, y en segunda instancia para honrar el espíritu humilde de la fe católica, a la que el papa argentino le hacía honor todos los días, sentado junto al personal del Vaticano.

      El desayuno, con café o té y pan fresco todos los días; el almuerzo incluyó entrada, plato principal, guarnición y fruta; la cena es más liviana, aunque similar.

      El vino se ofreció en pequeñas cantidades y solo a pedido. Fideos, verduras hervidas, sopa minestrone y brochetas de cordero fueron las principales opciones, y para sorpresa de algunos, no a todos les gustó la propuesta gastronómica.

      El cardinal Gianfranco Ravasi dijo que "no se come muy bien" durante el cónclave. (Foto: Reuters)El cardinal Gianfranco Ravasi dijo que "no se come muy bien" durante el cónclave. (Foto: Reuters)

      “Es comida que podrías comer en una estación de tren”, le dijo el cardenal italiano Mauro Piacenza al New York Times. Otros purpurados declararon al mismo medio que les sirvieron “salsa aguada y pastas insípidas". "No se come muy bien”, expresó el purpurado Gianfranco Ravasi, otro italiano.

      Una cocina familiar, el legado de Francisco

      "Yo como con todos, en la misma mesa, porque comer en familia hace bien al espíritu", solía decir el papa Francisco. No compartía la idea de que el Sumo Pontífice debiera tener algún tipo de trato especial o debiera almorzar en soledad custodiado por guardias suizos.

      Él prefería comidas simples que lo hicieran sentir en casa, más precisamente en su casa de la infancia en Buenos Aires. Colita de cuadril, empanadas de carne con huevo duro y aceitunas, y la pizza a caballo, eran de sus platos favoritos.

      Una comida en un restaurante kosher entre el papa Francisco y el rabino Jaakov Spizzichino en 2014.Una comida en un restaurante kosher entre el papa Francisco y el rabino Jaakov Spizzichino en 2014.

      La torta milhojas y los alfajores era de sus postres predilectos, pero no había nada como una bocha de helado de dulce de leche, también conocido como el sabor "Aleluya", creado en su honor en Roma.

      Estaba el mate como compañero de todos los días, incluido el que los fieles le ofrecían en medio de sus tours. Y como muchos saben, la chipá paraguaya era otra de sus debilidades culinarias.

      Todos esos detalles quedaron registrados en el libro La cocina del Vaticano, editado por el chef David Geisser junto a la Guardia Suiza, donde describen la alimentación de Francisco como "una expresión de humildad, sin lujos ni excesos".

      El papa Francisco siempre mantuvo su paladar argentino.El papa Francisco siempre mantuvo su paladar argentino.

      Incluso en Dilexit nos: Carta Encíclica, el último documento espiritual del papa Francisco sobre el amor humano y divino - publicado el 24 de octubre de 2024- recordó la importancia de la comida como derecho que nadie debía perder, y no como lujo de unos pocos.

      "Desperdiciar comida es como robar de la mesa de los pobres y los hambrientos; esta cultura del desperdicio nos volvió insensibles, incluso ante el desperdicio y el descarte de alimentos, lo cual es aún más despreciable cuando muchas familias en todo el mundo sufren hambre y desnutrición", dijo en la Plaza de San Pedro en 2013, cuando llamaba a los líderes mundiales a repensar en la seguridad alimentaria, como una obligación moral.

      Durante la Jornada Mundial de los Pobres se sentó a almorzar y compartió el pan con cientos de personas, tal como las comidas que organizaba para la gente sin techo en el Vaticano.

      El Santo Padre argentino pregonaba ese tipo de cocina, la hospitalaria, la de puertas abiertas, la que más allá del sabor era un símbolo de unión. Para elegir a su sucesor, los cardenales compartieron almuerzos y cenas sencillas, y definieron a quien enfrenta el inmenso desafío de ser el nuevo líder de los 1.400 millones de católicos que hay en el mundo.