El envejecimiento es un proceso natural que genera interés y reflexión, especialmente porque en las últimas décadas la longevidad de la población mundial ha aumentado debido a los avances médicos. Este fenómeno ha llevado a la necesidad de repensar las fases de la vida y su relación con la salud en la vejez.
Recientemente, investigaciones científicas han comenzado a identificar determinados factores que permiten entender mejor cómo el cuerpo se adapta y cambia con el tiempo. Estos estudios han abierto nuevas perspectivas sobre cómo mitigar los efectos negativos del paso de los años.
Para muchos, el envejecimiento se percibe como un proceso de transformación gradual, una serie de cambios inevitables que se vuelven más evidentes con el paso de los años. Aunque algunos prefieren no enfrentarlo, la realidad es que todos somos parte de este ciclo natural.
Un hallazgo clave en este campo es que existen etapas de la vida en las que este proceso se acelera considerablemente.

Las dos edades en las que el cuerpo envejece más rápido, según la ciencia
La visión convencional sobre el envejecimiento, que lo veía como un proceso homogéneo, ha sido cuestionada por estudios recientes que identifican momentos específicos en los que el cuerpo experimenta transformaciones notables.
Investigadores han documentado fases del ciclo vital en los que el desgaste físico se acelera. Este descubrimiento abre nuevas perspectivas sobre el estudio de la longevidad y los factores que influyen en nuestra calidad de vida a medida que envejecemos.
Un informe de la Universidad de Stanford, citado por la revista Esquire, señala que el envejecimiento no sigue un ritmo constante, sino que existen dos edades, o períodos clave, en los cuales el cuerpo atraviesa cambios significativos.
Publicado originalmente en la revista científica Nature Aging, en el estudio los investigadores analizaron las fluctuaciones en miles de moléculas de personas entre 25 y 75 años. “Este análisis reveló que, de media, el número de moléculas se transforma drásticamente alrededor de los 44 años y a principios de los 60 años”, dice la revista.
Luego explica que “el conjunto de datos utilizado procedía de 108 personas que donaron sangre y otros materiales biológicos a lo largo de varios años. Esto permitió rastrear determinadas moléculas, como ARN, proteínas y metabolitos, y, al mismo tiempo, controlar la composición del microbioma de cada participante”.
De esta manera, al hacer un seguimiento de 135.000 moléculas de los participantes durante varios años, los científicos lograron recolectar cerca de 250.000 millones de puntos de datos diferentes.
“Al analizar estos datos el equipo de investigadores llegó a la conclusión de que el 81% de las moléculas mostraban características de envejecimiento no lineal, es decir, que cambiaban más rápidamente a determinadas edades que de forma constante con el paso de los años”, dice Esquire.

La publicación explica que “descubrieron que las personas tienden a envejecer más rápidamente en torno a los 44 y a principios de los 60. Sin embargo, los periodos de edad no eran exactamente iguales”.
Por ejemplo, el estudio encontró un incremento en las moléculas vinculadas con enfermedades cardiovasculares en ambas franjas de edad, mientras que las relacionadas con la función inmunológica se concentraron, sobre todo, en los individuos de 60 años.
Los científicos indicaron que, aunque el envejecimiento acelerado a los 60 ya era bien reconocido, la detección de un cambio notable alrededor de los 40 años sugiere que existen otros factores adicionales que contribuyen a este proceso.
El hallazgo sobre los cambios que ocurren a mediados de los 40 años sorprendió a los investigadores de Stanford. Aunque en un primer momento atribuyeron estos cambios a la perimenopausia y la menopausia, los datos no revelaron ninguna diferencia notable entre hombres y mujeres en esta franja de edad.
“Esto sugiere que, si bien la menopausia o la perimenopausia pueden contribuir a los cambios observados en las mujeres a mediados de los 40, es probable que haya otros factores más significativos que influyan en estos cambios, tanto en hombres como en mujeres”, afirmó Xiaotao Shen, coautor del estudio, en un comunicado de prensa.
Newsletter Clarín
Recibí en tu email todas las noticias, coberturas, historias y análisis de la mano de nuestros periodistas especializados
QUIERO RECIBIRLO