Donald Trump vs. Elon Musk: la cronología de una relación que terminó en una ruptura escandalosa

En seis meses la relación del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el magnate sudafricano, Elon Musk, se deterioró hasta un punto de no retorno, con miles de millones de dólares en juego para el CEO de Tesla. Todo comenzó en campaña electoral en 2024 y el acercamiento se concretó con la llegada de Musk a un puesto en el Gobierno republicano.

Pero la alianza formal terminó el 30 de mayo, antes de lo previsto. Fueron 130 días de una relación con señales de complicidad, pero también con indicios y versiones de ruptura inminente.

El divorcio estalló en acusaciones cruzadas a las que mira de cerca tanto en Wall Street como en Washington. En el distrito financiero están en alerta por las consecuencias económicas de la pelea de gigantes y en la Casa Blanca los republicanos trata de hacer control de daños.

A continuación, promesas, primeros chispazos y carpetazos en una cronología mes a mes del enfrentamiento Trump vs. Musk.

Enero: promesas iniciales, dólares y un puesto a medida de Musk

Dos meses antes de las elecciones presidenciales norteamericanas, Trump presentó su plan económico y anunció que pondría a Musk, el hombre más rico del mundo, al frente de una "comisión de eficiencia", para ayudar a recortar el gasto federal y eliminar la burocracia.

Esa comisión luego devino en lo que fue conocido como el Department of Government Efficiency. Se lo conoce como DoGE, las mismas siglas de la memecoin que impulsó Musk. Era un puesto creado especialmente para él, aunque nunca se trató de un departamento oficial, ya que para eso se necesita la aprobación del Congreso. En cambio, la entidad surgió de una orden ejecutiva firmada por Trump el 20 de enero de 2025, el mismo día que asumió.

Musk trabajaba como un "empleado especial del Gobierno" con un plazo restringido de 130 días que se establece por ley para los asesores no remunerados. De todas formas, Trump podría haber renovado el plazo de haber querido: el Departamento de Eficiencia Gubernamental (o DoGE) fue creado con misión hasta el 4 de julio de 2026.

Musk fue una figura clave en la campaña de Trump -de hecho regresaron juntos a Butler, Pensilvania, después del intento de asesinato del presidente- y su aportante más grande, con cifras que se estiman entre US$250 millones y US$291 millones. Antes del anuncio, el magnate tecnológico había estado tuiteando sobre su vocación de servicio al gobierno estadounidense. También fue Musk el que le devolvió su cuenta a Trump, fundamental para la estrategia electoral, después de adquirir Twitter, ahora X.

El empresario sudafricano se vio muy beneficiado por el Trump trade (el desarme de carteras buscando cuáles pueden ser las inversiones más beneficiadas por el nuevo presidente) y por el rally en Wall Street en la previa a que Trump volviera a la Casa Blanca. SpaceX, se convirtió en la startup privada más valiosa del mundo: US$350.000 millones.

Febrero: el primer pedido de Trump y el paso del hacha al bisturí

Los primeros roces no tardaron en surgir. En febrero Trump ya estaba pidiendo que Musk fuera más agresivo en su trabajo: "Elon está haciendo un trabajo genial pero me gustaría que fuera más agresivo. Recuerden que tenemos un país que salvar, para, en última instancia, hacerlo más grande que nunca!" escribió el presidente en Truth Social. "Lo haré señor presidente", respondió el jefe de DoGE.

Poco tiempo después, sin embargo, Trump empezó a ponerle frenos al magnate. Musk ya había generado un creciente malestar entre istración pública norteamericana, con instrucciones en masa de que debían justificar su trabajo o renunciar. Los recortes de empleo indiscriminados afectaron al menos a 20.000 empleados federales y las quejas se acumulaban.

Trump decidió pasar del "hacha" al "bisturí" y en plena Casa Blanca precisó: "No quiero ver un gran recorte en el que se vaya mucha gente buena... Quiero que los del gabinete decidan primero, que mantengan a todas las personas que quieran".

Marzo: show de Cybertrucks en la Casa Blanca

Con la venia de Trump, el 11 de marzo Musk convirtió la Casa Blanca en una sala de exposición de Tesla. El sudafricano le regaló cinco cybertrucks a Washington, y el presidente prometió comprar uno para él.

El show era un salvavidas para Musk: las acciones de la automotriz enfrentaban una fuerte reacción en contra, como resultado de la imagen negativa de Musk por los recortes masivos de empleos y su apoyo a partidos de extrema derecha -principalmente la AfD alemana- y los escraches a distintos puntos de venta de Tesla en el mundo.

Musk más tarde devolvería el gesto con su intervención en la elección judicial de Wisconsin: el multimillonario hizo campaña por el juez conservador y prometió regalar US$100 a cada persona que firmara una petición en contra de los "jueves activistas". Musk invirtió US$25.000.000, aunque perdió la contienda.

Ahora, la Casa Blanca dijo que Trump estaría considerando vender el Tesla Model S rojo, que compró como símbolo de apoyo a Musk.

Abril: cruces por los aranceles y el funcionario que rebajó a Musk

La tensión entre Musk y la Casa Blanca comenzó a ser cada vez más fuerte luego de que el presidente anunciara su plan de aranceles recíprocos para la mayoría de los socios comerciales de Estados Unidos, especialmente a Canadá, México y China.

En particular, Trump golpeó al gigante asiático con una tasa de 145% sobre sus productos. China no sólo es uno de los principales mercados de Tesla, sino que la empresa también recibió millones de dólares en subsidios y créditos blandos para construir la fábrica de Sanghai. El gobierno de Ontario (Canadá) también suspendió un contrato de US$100 millones con Starlink, otra de las empresas de Musk, en represalia a los aranceles de Musk.

Mientras Tesla sufría el derrumbe de Wall Street por la incertidumbre de la guerra comercial del mandatario, Musk y Peter Navarro -el asesor comercial de Trump, en la istración actual y en la primera- se vieron envueltos en un cruce público.

Musk empezaba a mostrar sus primeras diferencias con la política económica del Gobierno y la respuesta de Navarro fue lapidaria: "Todos entendemos en la Casa Blanca, y el pueblo estadounidense entiende, que Elon es un fabricante de autos. Muchas veces ni siquiera un fabricante, es un ensamblador de autos", dijo en una entrevista con CNBC. "La diferencia es, en nuestra forma de pensar y la de Elon al respecto, que queremos que los neumáticos se fabriquen en Akron", añadió Navarro.

Eso provocó una catarata de tuits por parte de Musk, que trató a Navarro de "imbécil" y añadió: "Es más tonto que un saco de ladrillos". Siguió con una disculpa sarcástica, diciendo que la comparación era "injusta con los ladrillos".

Tanto la Casa Blanca con los propios Navarro y Musk bajaron la tensión luego del fuerte -y muy público- intercambio. Pero las señales de alerta ya estaban sonando.

El 23 de abril el multimillonario anunció que reduciría "significativamente" su papel en la istración Trump, para darle prioridad a Tesla, cuyos beneficios se habían desplomado en el primer trimestre. "A partir del mes que viene le dedicaré mucho más tiempo a Tesla. La mayor parte del trabajo necesario para poner en marcha el equipo de DoGE ya está hecho".

Mayo: Musk se va del Gobierno

La tensión entre Musk y Trump estaba en aumento. El Gobierno cuestionaba los bajos resultados de Musk -el empresario asumió DoGE diciendo que iba a recortar US$2 billones en gasto federal, la istración Trump se conformaba con US$1 billón y finalmente sólo fueron algo más de US$ 170 mil millones-, mientras que él se quejaba de que no le dejaban hacer lo suficiente.

La oficialización de la ruptura llegó el 27 de mayo, cuando el CEO de Tesla criticó públicamente un proyecto de ley de recortes impositivos y aumento del gasto público clave para Trump -conocido como "the big, beautiful bill"- que podría engrosar el déficit federal en US$2,4 billones, en un país donde los niveles de deuda ya generan alarma al mercado.

"Me decepcionó ver el proyecto de ley de gasto masivo, francamente, que aumenta el déficit presupuestario, no sólo lo disminuye, y socava el trabajo que está haciendo el equipo del DoGE", dijo Musk en una entrevista con CBS.

Tres días después, los exaliados oficializaron la salida de Musk del Gobierno en un acto en la Casa Blanca. La conferencia fue tensa pero por momentos amigable: "Seguiré visitándolo y seré amigo y asesor del presidente. Espero con ansias volver a estar en esta increíble sala", dijo Musk en el Despacho Oval. Del otro lado, Trump devolvió gentilezas: "Elon realmente no se va. Va a estar yendo y viniendo. Tengo la sensación de que [DoGE] es su bebé y creo que va a hacer muchas cosas".

La gota que rebasó la paciencia de Musk habría llegado un día más tarde. Trump anunció el 1 de junio que luego de una "exhaustiva revisión de asociaciones previas" había decidido retirar la nominación de Jared Isaacman, un aliado cercano de Musk, para liderar la NASA. "Pronto anunciaré un nuevo nominado que estará alineado con la Misión, y pondrá a América Primero en el Espacio. Gracias por su atención a este asunto", manifestó el presidente de Estados Unidos.

Junio: la guerra de tuits que costó 27 mil millones de dólares

El 3 de junio Musk lanzó una andanada de tuits que terminaría en 72 horas de conflicto y un golpe de US$27.000 millones a su patrimonio personal sólo en un día, según Forbes Real Time Billionaire's List. "Lo siento, pero ya no lo soporto más. Esta ley de gastos del Congreso, masiva, escandalosa (...) es una abominación repugnante. Les debería dar vergüenza a los que votaron a favor: saben que hicieron mal. Lo saben". Al día siguiente afirmó que el proyecto de ley "echaría por tierra todo el ahorro de costos conseguido" por DoGE.

La primera reacción de Trump fue discreta: publicó una imagen en Truth del post de Musk anunciando que dejaba el Gobierno. El intercambio de tuits siguió hasta el jueves cuando Trump dijo en la Casa Blanca que estaba "muy decepcionado" con el multimillonario. "Elon y yo teníamos una gran relación. No sé si la seguiremos teniendo".

Musk respondió con una escalada de tuits. Primero reclamó que recorten el proyecto de ley. Luego dijo que sin él, "Trump habría perdido las elecciones, los demócratas controlarían la Casa [Cámara de Representantes] y los republicanos habrían estado 51-49 en el Senado". Inmediatamente volvió a tuitear: "Tanta ingratitud".

La furiosa descarga de Musk continuó hasta que Trump posteó en Truth Social que el CEO de Tesla "se volvió loco", luego de que le pidiera que se vaya del Gobierno y quite un mandato que obligaba a comprar autos eléctricos. Luego dijo que "la forma más fácil de ahorrar dinero" era "terminar con los subsidios y contratos gubernamentales de Elon".

"Es hora de tirar la gran bomba: Donald Trump está en los archivos de Epstein. Esa es la razón por la que no se hicieron públicos. Que tengas un lindo día DJT".

Esa acusación fue el cenit de la pelea que termina en divorcio, con dardos cruzados y un Cybertruck fuera de la Casa Blanca.