Muchos supuestos -que fueron realidad durante un largo tiempo- están derrumbándose en la Iglesia católica. Nadie creía que el papado iba a recaer en un no italiano hasta que recayó en un polaco. Nadie creía que un jesuita llegaría a ser papa hasta que eligieron a Jorge Bergoglio. Nadie creía que un norteamericano se convertiría en el sucesor de Pedro hasta que finalmente ocurrió como acaba de suceder.
No se trató sólo del fin de costumbres acendradas y prejuicios -Italia es la tierra de los papas, los jesuitas son gente que desafía a la curia romana y con un pontífice estadounidense desembarcará en el Vaticano el imperialismo americano y la CIA, se decía-, sino más bien de una estrategia que el tiempo va develando.
Ahora está claro que la elección de Karol Wojtyla -a la postre Juan Pablo II- no sólo significó una salida superadora a la interna entre conservadores y progresistas que se bloqueaban mutuamente en el cónclave. Fue una apuesta a devolverle la voz a la “Iglesia del silencio”. La punta de lanza al desmembramiento del imperio soviético. Si con el polaco la clave fue el eje este-oeste, con Francisco lo fue el norte-sur. Había que llegar al tercer mundo, especialmente a los sectores más pobres, que el catolicismo estaba perdiendo a manos de otras creencias o que abrazaban la increencia. Pero también había que abrir la Iglesia de par en par ante una sociedad con otra sensibilidad.
La elección papal de Robert Prevost, nacido en Chicago, aunque nacionalizado peruano, también responde a una estrategia. Continuador de la línea de Francisco, aunque con su impronta, coincide con sus posiciones de avanzada en varios aspectos en lo eclesial como que los católicos divorciados en nueva unión puedan comulgar. Y en lo social, por caso, en la defensa de los migrantes y del medioambiente. Además, valora el proceso sinodal que lanzó Francisco para lograr una Iglesia más participativa y dialogante, que es duramente cuestionado por los conservadores porque, dicen, está horizontalizando una institución que consideran por naturaleza vertical.
Y mientras Jorge Bergoglio tomó el nombre de Francisco de Asís, un santo que abrazó la pobreza y procuró purificar a la Iglesia, el hecho de que Prevost haya elegido llamarse León XIV remite a León XIII, el fundador de la Doctrina Social de la Iglesia con la encíclica Rerum Novarum. Allí denunciaba la explotación de los pobres y reclamaba salarios justos, pero rechazaba enfáticamente el socialismo. Ello está en línea con el hecho de que en Perú fue obispo de una diócesis pobre y estuvo cercano a los más necesitados y a los migrantes antes de ser llamado a Roma por Francisco para un alto cargo en el Vaticano y ser creado cardenal.
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¿Y cuál es la estrategia que se esconde detrás de la elección de un norteamericano como Prevost, más allá de su sintonía con Francisco? ¿O, precisamente, por su sintonía con Francisco? Por lo pronto, no parece una buena noticia para los sectores conservadores de la Iglesia de los Estados Unidos que constituían el principal frente opositor al pontificado de Jorge Bergoglio. No era únicamente una oposición desde el ámbito religioso, sino también desde sectores políticos conservadores. El jefe de la primera campaña presidencial de Donald Trump, Steve Bannon, llegó a crear un instituto cerca de Roma para formar políticos que se opongan a posiciones como las de Francisco.
Ahora los conservadores religiosos y políticos no tendrán enfrente a un pontífice que minusvaloraban porque lo consideraban un latinoamericano lleno de prejuicios respecto de los norteamericanos y no apreciaba el aporte del capitalismo al desarrollo de la humanidad. Por no decir que lo calificaban de comunista. Pero sí a un papa de origen norteamericano que les hablará en el mismo idioma -más allá de una cuestión idiomática- con señalamientos parecidos a los de Francisco. ¿Y cuál sería el principal y más difícil de digerir en el plano político? Claramente, la oposición al plan de deportación masiva de inmigrantes que lleva adelante Trump.

El primer y gran roce de Francisco con Trump fue justamente la idea del magnate lanzada durante su primera campaña presidencial de extender el muro en la frontera con México. “Construir muros no es cristiano, sino tender puentes”, disparó Francisco ante los periodistas en el vuelo de regreso de México. ¿Qué actitud tomará el mandatario norteamericano cuando León XIV critique esa política? Es cierto que Trump se caracteriza por desoír las críticas y hasta doblar la apuesta, pero el nuevo papa será lo más parecido a tener que soportar un pariente incómodo, pero por sus antecedentes con capacidad para saber cuando arremeter y cuando esperar.
No deja de ser curioso que Prevost sea un “contra inmigrante” porque en vez de ser un latinoamericano que se fue a probar suerte a los Estados Unidos, el nuevo pontífice es un estadounidense que se radicó en Latinoamérica. Aunque es cierto que su misión religiosa se lo impuso. Y, más que curioso, resulta políticamente significativo el hecho de que en su primer mensaje pronunciado en italiano haya tenido unas palabras en español para saludar a los fieles de su diócesis peruana y ninguna en inglés dirigidas a sus compatriotas norteamericanos. De todas formas, es entendible que haya querido saludar a su antigua comunidad.
En medio de la ola conservadora liderada por los Estados Unidos, la elección de un norteamericano con ideas contrapuestas como papa no parece casual, sino parte de una estrategia. La Iglesia católica con ello está diciendo que está dispuesta a dar batalla contra concepciones que considera inhumanas, antievangélicas, sin ser acusada de estar ganada por prejuicios antinorteamericanos y anticapitalistas por un latinoamericano supuestamente prejuicioso y resentido como Francisco.
Siguiendo con las curiosidades, León a XIII fue un papa preocupado por estrechar lazos y fomentar la presencia católica en los Estados Unidos. Ahora, León XIV tiene una tarea si se quiere menos agradable y más terrenal: poner límites a una concepción cruel de la política encarnada esta vez por los populismos de derecha.
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Editor de la sección Mundo, especialista en temas religiosos [email protected]
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