“Medio jodida la pregunta, arrancamos mal”, bromea Marcelo Moura cuando se le consulta por 30 años de Locura. El cantante de Virus apela a la ironía que se pretendió buscar con la elección del título del nuevo disco, grabado en vivo en el Ópera, el mismo lugar donde la banda presentó el álbum Locura hace tres décadas.
Hoy se cumplen 27 años de la muerte de Federico Moura, el frontman del grupo que junto a SUMO y Soda Stereo, rompieron con los moldes musicales y estéticos del rock nacional a comienzos de los 80’. “De alguna forma está como sellado Virus. Este es mi pensamiento”, sentencia Marcelo, el menor de los hermanos -Julio sigue hoy en la banda- cerrando la puerta de un Virus con nuevas canciones. “Cuando hicimos Caja negra -el disco anterior a este, de 2006, también en vivo- hicimos cinco temas nuevas y no los pasó ninguna radio. Eran temas muy buenos, no es que no podamos hacerlos. Pero la gente quiere lo que es Virus”, justifica.
A pesar de esa afirmación, Virus encuentra la novedad modificando el formato original de sus canciones, algo que ya vienen haciendo en sus shows en vivo y que se ve plasmado en 30 años de Locura. “Dani hace años me había dicho de hacer algo sinfónico. A mi siempre me gustó mucho la música clásica y básicamente la dulzura de las cuerdas. Pensar en un proyecto grande, como un disco entero de canciones así, decanta naturalmente de este proceso. Y creo que, hablo por mi, seguramente sea el próximo proyecto de Virus”.
Podrían haber festejado 30 años de cualquiera de sus discos. ¿Por qué “Locura”?
Sbarra: Porque fue un disco puntal en la historia de Virus. Es el álbum con el que terminó de explotar. Es un resumen de lo que significa hoy Virus en el escenario.
Moura: En algún punto, yo siempre he necesitado tener una excusa que sirva como disparador. Podría haber sido 42 años que se me cayó el primer diente de leche. Locura fue el quiebre, fue el disco número uno de Latinoamérica, fue el disco más vendido de Virus.
¿Fue el disco con el que dejaron de ser resistidos en Argentina?
Moura: Es que nunca nos preocupó eso. Nunca contestamos a nada. Siempre tuvimos claro que no éramos Gardel ni mucho menos. En vez de perder tiempo en resistir o contestar a gente que está en contra tuyo, es mucho más valioso dedicarse a tocar. Por otro lado, no entraba aire entre nosotros. Estábamos tan pegados el uno al otro que buscaban la cuña donde meterse y nunca pudieron. Una vez, en una nota, le preguntaron a Federico: '¿Qué le harías a tu peor enemigo">