Redacción Clarín
Cómo puede ser que estemos tan deprimidos, cuando somos tanto más liberados, abiertos, magnánimos, antirracistas, cultos y alfabetizados que las personas de otros lugares y otros tiempos? Dicho esto, somos tan impotentes como ellas para poner freno una y otra vez a las mismas atrocidades, a pesar de que son tantos los ángeles guardianes de la ética que velan sobre nosotros. ¿Dónde está entonces el progreso">