Llevo cincuenta años preguntando; un día me dijo mi madre: “Este chico se pasa la vida preguntando”. Y ahora que ha pasado medio siglo en cuyo transcurso le hice entrevistas a todo el que se cruzó por mi camino, resulta que no puedo preguntarle, ni él puede responderme, a la persona que más me intriga entre todas las que he venido conociendo a lo largo de tan dilatada experiencia profesional.
Esa persona es Oliver Arenas Cruz y es mi nieto. Mi único nieto, hijo de mi única hija, Eva, y de su compañero, Yonyi.
Tiene once meses; lo conocí a las 09.13 de la mañana del 5 de abril de 2011 en la Maternidad de O´Donell, en Madrid. A la maternidad nos llevó de madrugada un taxista que meses después me reconoció en otro trayecto, de día. Me dijo: “¿Qué tal está su nieto">