La ley Nº 27.612, más conocida como Ley Guzmán, es un norma ineficaz y contradictoria con el orden jurídico vigente porque termina siendo riesgosa para la estabilidad macroeconómica del país.
La Ley no fortalece el rol del Congreso en el control de la deuda pública, sino que termina siendo un obstáculo técnico y político para el manejo responsable y ágil de los compromisos financieros soberanos. Es más, una norma para generar turbulencias económicas en el lapso de tiempo en el cual el Congreso aprobaría tomar deuda y el Poder Ejecutivo firmara el acuerdo con los organismos internacionales correspondientes.
Pensemos lo siguiente: el Estado Argentino hace operaciones por la deuda, comprando y vendiendo bonos, todos los días; con la ridícula Ley Guzmán, deberíamos conformar una mesa de dinero en el Congreso y decidir diariamente cuantos bonos de la deuda se compran y se venden cuando esta operación está bajo el control del Congreso a través del artículo 2 de la Ley de istración Financiera. Por eso, necesitamos derogar de la Ley N° 27.612 y reponer el citado artículo 2 de la N° 24.156.
Estos son pasos esenciales para consolidar una política fiscal sólida, una deuda pública sustentable y una Nación verdaderamente soberana, porque ya estamos ante una derogación tacita, esto sucede cuando resulta de la incompatibilidad existente entre la ley nueva y la anterior. (“Lex posterior derogat priori”).
Hemos celebrado, desde 1959, año en el cual Argentina ingreso al Fondo Monetario Internacional, 29 acuerdos con el organismo. Este último acuerdo nos permite seguir el camino del ordenamiento y estabilización que comenzó el 10 de diciembre de 2023.
Salimos del magma de una hiperinflación a punto de su ebullición para transitar un camino veloz hacia una economía sana, transparente, de crecimiento real y estable. Este esfuerzo, que demanda coraje y disciplina, redundará en un océano de oportunidades para nuestro país.
En este contexto histórico, resulta imperioso dotar al Estado argentino de instrumentos legales modernos, eficaces y consistentes con el nuevo tiempo que estamos viviendo.
Gerardo Milman es diputado nacional (PRO-Buenos Aires)
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