La voz de Eduardo van der Kooy
El inicio de un tiempo electoral clave, con la votación de legisladores en la Ciudad, estaría empezando a descubrir un perfil distinto de Javier Milei. No han cambiado su furia habitual, los insultos contra quienes piensan distinto, sus mensajes de odio ni la centralidad en la escena política. Afloran rasgos de un líder, sin embargo, que ya presumiría que la batalla cultural que pregona deberá esperar todavía un larguísimo recorrido para verse, con mucha suerte, consumada. Los fieles y los votos los necesita de manera perentoria.
No podría negarse que el Presidente convirtió siempre en eje de su tarea a la baja inflacionaria. Sobre esa plataforma descansa la expectativa social que supo cosechar. Luis Caputo, el ministro de Economía, archivando los manuales del libre mercado, le acercó una buena noticia: el descenso inflacionario a 2,8% en abril luego de aquel salto inquietante del 3.7% en marzo. Los números de los primeros días de mayo serían incluso mejores. La caída sucedió en medio de la salida del cepo, que auguraba tormentas. No ocurrieron por ningún hechizo de Toto. Los empresarios de la industria alimenticia nunca hablarán de las presiones que sufrieron para bajar precios porque, en general, se identifican con el modelo. Con una salvedad: el consumo masivo no repunta después de 16 meses de istración libertaria. La capacidad industrial sigue ocupada en solo un 54,5%. Sin despegues.
El Gobierno ha comenzado a calibrar que el ancla de la inflación resulta imprescindible, aunque tal vez empiece a sonar insuficiente para recorrer todos estos meses hasta octubre. Porque si bien cuenta con la complacencia social, también encerraría un desacople. “Los precios bajan, pero no me alcanza para comprar más cosas ni vivir mejor”, es la frase común que recogen las consultoras cuando sondean la percepción de la gente.
Milei pensó enseguida en anabólicos para entusiasmar los bolsillos en vísperas de una elección, la de la Ciudad, a juicio suyo clave. Tanto que se involucró personalmente en la campaña y metió de lleno al Gabinete. No podrá negarse que alguna tentación kirchnerista lo invadió. No se hablaría de un “Plan Platita” como aquel que instrumentó Sergio Massa en 2023, en su doble papel de ministro de Economía y candidato del kirchnerismo. Pero se perciben semejanzas. ¿Cómo interpretar, acaso, las facilidades prometidas aunque aún no formalizadas para la utilización de dólares que están fuera del sistema? ¿Cómo leer la decisión de alterar un régimen tributario especial, el de Tierra del Fuego, intocable hasta ahora, para abaratar los teléfonos celulares y productos electrónicos?
Cada tópico posee su explicación. El Gobierno no anunció el virtual nuevo blanqueo porque no terminó de encontrar la ecuación para que la norma pensada en base a decretos y reglamentaciones no resulte judicialmente vulnerable. Hizo mucha alharaca con el tema desde hace semanas. Debe enviar al Congreso, al menos, tres proyectos de modificaciones de ley, entre ellas la penal tributaria. No será un tránsito sencillo. Se verá si después de la elección de hoy el Gobierno convierte en realidad esa frase que Milei disparó en el Congreso del IAEF (Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas). Aquellos que fugaron dólares “no son delincuentes, son héroes que escaparon del régimen opresor”, aseguró.
El Régimen de promoción industrial de Tierra de Fuego es de muchísima mayor complejidad. El Gobierno vino eludiendo el asunto. Faltó en la Ley Bases y en las permanentes desregulaciones que comunica el ministro Federico Sturzenegger. Hace rato que aquel régimen parece una excepción injusta. También es cierto que representa el núcleo de la actividad laboral en la Isla. No sería atinado desmantelarlo de un día para el otro. Allí la UOM mantiene una huelga general y el gobernador Gustavo Melella llamó a enfrentar al gobierno libertario.
Algunas alarmas sonaron en la propia Casa Rosada. En Tierra del Fuego existen dos grandes empresarios beneficiarios del régimen. Aunque con inversiones ya diversificadas. Uno es Nicolás Caputo, amigo de Mauricio Macri y tío de Luis, el ministro, y Santiago, el prestidigitador de las redes. El otro es Rubén Cherñajovsky, de vínculos históricos con el peronismo. Un gran amigo suyo es Daniel Scioli, el ministro de Turismo de Milei.
Se adjudica a Cherñajosvky un mérito. Haber convencido a Néstor Kirchner de la prórroga en 2007 de aquel régimen de promoción hasta 2023. No estuvo lejos tampoco de Cristina Fernández y fue interlocutor, varias veces, del fallecido papa Francisco.
El Gobierno dispuso que la baja de aranceles se realice en dos tramos. De 16% a 8% ahora mismo y el resto a partir del 2026. Nadie está seguro que la modificación siga como está después de las elecciones en la Ciudad. Dependerá del resultado. Porque Milei tendrá que afrontar un conflicto con Tierra del Fuego que, en la coyuntura actual, difícilmente ceda. Está claro que la novedad habría tenido por objeto fortalecer la presencia de Manuel Adorni en la campaña de la Ciudad, que resultó insípida.
Su papel también pareció cobrar cierto teñido kirchnerista. Como portavoz del Gobierno hizo proselitismo para ganar su banca de legislador porteño. Estuvo presente en todos los anuncios oficiales (nuevo ¿o viejo? régimen migratorio, incentivo para la adquisición de celulares y el futuro festival de los dólares clandestinos) empardando aquel desempeño que le cupo a Massa. La institucionalidad jamás ha formado parte de las preocupaciones esenciales de los libertarios y el kirchnerismo.
Queda en claro que el adversario verdadero de Milei para hoy es Macri, Mauricio. De rebote puede ligarla Jorge, el jefe porteño. Se trata de una pelea empujada hasta las últimas consecuencias. Difícil de comprender en este contexto. El Presidente desea extinguir la vida del PRO y jubilar al ex presidente. Para captar, de acuerdo con sus cálculos, al voto restante del partido que durante estos 16 meses se encargó de facilitarle la gobernabilidad.
Apuesta audaz si se consideran algunos antecedentes. La primacía de Milei en la escena no le ha permitido a La Libertad Avanza construir todavía una fuerza que no sólo reemplace al PRO. También a ese espacio generoso que supo representar Juntos por el Cambio. De las cinco votaciones realizadas hasta ahora en la Argentina los libertarios ganaron en la capital de Salta. También en Chaco, en alianza con el mandatario Luis Zdero. Con un detalle: el dirigente radical obtuvo el mismo porcentaje de votos que cuando fue electo hace un año y medio gobernador. ¿Cuál habría sido entonces el aporte libertario?
Macri entendió la dimensión del desafío presidencial. Fue a buscar a la Cámara de Diputados a Silvia Lospennato para defender al distrito porteño de la arremetida libertaria. Tomó como herramienta de pelea un asunto nacional (Ficha Limpia). Enterró definitivamente las ilusiones de Jorge Macri de darle al desdoblamiento electoral un sentido localista. En esa pulseada no hay dudas que prevaleció la diputada del PRO. Entre muchas cosas por el pacto que Milei nunca pudo explicar con el patrón de Misiones, el ex gobernador Carlos Rovira, que dio vuelta los votos de dos senadores y liquidó aquel proyecto. Un interrogante se develará luego de la votación: ¿De qué modo Ficha Limpia, ligada a la lucha contra la corrupción, incidirá en el comportamiento electoral de los porteños, que ofrece un menú de 17 postulantes?
Milei tuvo la habilidad de sacar rápidamente de escena ese tema incómodo. También consiguió que el Senado, de nuevo con la complacencia del PRO, no avanzara con la interpelación a Karina, su hermana, por el escándalo de la criptomoneda. Pero la liebre saltó por el costado judicial. La jueza María Servini de Cubría, que lleva el caso, pidió informes sobre las cuentas y patrimonio de los hermanos Milei. Envió un exhorto al Banco Central. La medida corrió contra otros tres investigados. Que supieron frecuentar la Casa Rosada. Mauricio Novelli y Manuel Terrones Godoy, de Tech Forum y el ex asesor de la Comisión Nacional de Valores, Sergio Morales. A ellos dictó además la inhibición de bienes como presuntos organizadores del lanzamiento de $LIBRA.
La medida se hizo extensiva a la madre y la hermana de Novelli. Aparecieron en filmaciones de una entidad bancaria ingresando con bolsos al recinto de las cajas de seguridad. Tres días después que estalló la estafa. La simbología de los bolsos parece un karma fatal de la política argentina.
El avance del criptogate resultó eclipsado por el debate de Ficha Limpia entre los libertarios y el PRO. Pero corren riesgo de instalar una mácula sobre la figura presidencial y la de su hermana que un año atrás, por su aparente transparencia, sirvió para confrontar contra “la casta”.
Esas diferencias parecen empezar a diluirse con el tiempo. Quedaron expuestas no solo por la voracidad de Milei de acumular poder en detrimento del socio que le permitió gobernabilidad. También, por los vicios en el manejo de la campaña y un acto de cierre que remontó a las peores prácticas peronistas. Con gente arreada a la que se pagó para concurrir y desempeñar tareas de vigilancia. Karina, una de las organizadoras, no pareció quedar en un lugar de decoro. Quizás haya zafado por el despliegue de su rival en el Triángulo de Hierro.
Los influencers de las Fuerzas del Cielo, que responden a Caputo Juniors, marcharon como una milicia, con remeras de idéntico color (granate, no violeta), comandados por Daniel Parisini, el Gordo Dan. El libertario que celebró públicamente la muerte de José Mujica en Uruguay. Esa presencia en Parque Mitre fue festejada varias veces por Milei en sus tuits. Un espectáculo sombrío, tan viejo como “la casta” denostada.
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