Una escuela rural aislada: los alumnos tienen clases virtuales porque no pueden llegar al establecimiento por el mal estado de los caminos

En la Escuela de Educación Secundaria N°16 “Veteranas de Malvinas” ya no hay timbres, ni recreos, ni pisadas en el patio. Lo que hay es silencio. La lluvia y el agua aislaron el paraje La Corona, en el partido de 9 de Julio, y dejaron la escuela vacía. Desde hace semanas no hay clases presenciales. Pero los alumnos, los docentes y su directora no se rinden.

Vanesa Paladino es directora de la Escuela de Educación Secundaria N°16 “Veteranas de Malvinas”, en el paraje La Corona, en la localidad bonaerense de 9 de Julio. Y vive en primera persona el drama de no tener caminos en buen estado.

“Seguimos enseñando. Como podemos. Pero no estamos en la escuela”, dijo Vanesa Paladino, directora del establecimiento, a Clarín Rural. Desde que comenzaron las clases, en marzo, la asistencia fue intermitente por las intensas lluvias de los últimos meses.

La escuela funciona en un pequeño edificio que alberga los tres niveles: inicial (3 alumnos), primaria (7) y secundaria (15). Los chicos de la secundaria están distribuidos desde primero hasta sexto año, y todos —absolutamente todos— viven en campos dispersos de la zona: El Jabalí, La Corona, Las Mercedes, Quiroga y Carlos Casares.

“Algunos vienen solos en moto, otros los traen sus padres o familiares. Pero desde que empezó el ciclo lectivo no logramos tener continuidad. Cada vez que llueve, el camino se rompe, los canales se desbordan, y otra vez quedamos aislados”, explica la directora.

Vanesa conoce cada rincón del lugar y la odisea que implica llegar. “Yo fui esta semana. Para llegar desde 9 de Julio, tuve que salir hacia Casares, pasar por áreas rurales, cruzar una fábrica, entrar a una estancia con permiso, y salir por una tranquera que queda a unos 2.000 o 3.000 metros de la escuela. Crucé varios campos inundados, caminos patinosos y zonas hondas. Yo tengo camioneta”, dijo.

Según relata, los alumnos que venían desde el paraje El Jabalí, por ejemplo, ya no pueden cruzar campo, porque todo está bajo agua. “Antes salían al campo de un vecino y de ahí venían por la calle. Ahora ese camino está completamente cortado”, dice. Otra alumna, que vive del lado de Casares, tampoco puede llegar. “Todo el está bloqueado por el agua.”

Las clases, sin embargo, no se suspendieron. “Los profes siguen trabajando. Algunos dan clases por Meet, otros por videollamada. Y cuando no da la señal, lo hacemos por WhatsApp. Mandamos los PDF, explicamos por mensaje de audio. La voluntad está. Lo que falta es el camino”.

Paladino también pone el foco en la falta de transporte público. “No hay ningún servicio. A principios de año llenamos planillas de remís para presentar al Consejo Escolar, pero eso depende de que haya alguien que quiera ofrecer el servicio. Y esta es una zona alejada, un paraje rural, nadie quiere venir hasta acá.”

Con el camino cortado por Quiroga —uno de los principales s—, el último hilo de esperanza está puesto en una obra provincial: un alteo que podría devolver la conexión perdida. “Si terminan el alteo que están prometiendo desde el gobierno provincial y municipal, podríamos volver. Pero mientras tanto, dependemos del sol. Que deje de llover. Que el agua escurra. Que podamos volver a caminar hasta la escuela.”

La Escuela Secundaria N°16 “Veteranas de Malvinas” sigue viva, aunque cercada por el agua. Todos quieren volver a sentarse en su banco, frente a una pizarra real, y no detrás de una pantalla.